Recuerdo con pelos y señales la primera vez que vendí mi cuerpo, lo detallare a continuación, fue por 30 euros, tenía 18 años y actualmente tengo 35. Perdí la virginidad ejerciendo la prostitución, dicen que la primera vez es inolvidable, ¡cuánta razón! Estaba muy emocionada y excitada. Pensaba que disfrutaría mientras ganaba dinero. Eso es lo que todo el mundo piensa de las prostitutas ¿no? He idealizado durante mucho tiempo aquella ocasión. Incluso en una entrevista que me hicieron para un periódico de mi zona. Sin embargo, ahora sé que fue un verdadero horror. Acabe llorando, vomitando de la tensión.
Me siento una mujer prostituida deseosa de que mi voz llegue al lugar más recóndito del planeta. Ha sido mi segunda entrevista. Este texto pertenece a una bonita pero dura entrevista para Nordic Model Now. He escrito llorando y desahogándome. Gracias a Anne y a Sian, (https://nordicmodelnow.org/) también a Sara Sanz por su ayuda, y por su enseñanza. Al Proyecto Pozos de Pasión por la oportunidad brindada, por escucharme, y hacerme sentir oída y realizada, dándole rigor a mi veraz testimonio, apoyada como una mujer más en la faz de la tierra. Ningún ser humano merece ser prostituido.
En la serie de novelas solidarias Pozos de pasión encontrarás solidaridad, emoción, valentía, lucha de géneros y romanticismo a mansalva ¿Quién da más?
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Pozos de Pasión 
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