En mi primera misión de campo bajo la supervisión de los cascos azules, como siempre, yo, entrando por la puesta grande. Primero se averió el transporte y nos tuvimos que volver. Llegué con los pies machacados porque estrenaba las botas de campo. Los soldados no pararon de hacer bromas a mi costa, algunas salidas de tono, como era de esperar. Aunque un tal Hassan fue bastante simpático y hasta me tiró los tejos con cierta gracia. Lo que le costó las burlas de los demás.
Me chocó que le tomase el pelo Mireille, la única mujer de la unidad, porque era muy calladita. La ONU fomenta que haya mujeres en los contingentes militares de cascos azules, y si son de alta graduación, mejor, pero apenas hay un puñado y la mayoría simples soldados. Después de los escándalos de los últimos años por abusos sobre la población femenina e infantil por parte de soldados de diferentes países, están convencidos de que un mayor número de mujeres entre los efectivos, los prevendrían. No sé si lo sabéis, pero la ONU recibió 259 denuncias de abusos y explotación sexuales en 2018, de las cuales 54 implican a las fuerzas de mantenimiento de la paz. Se han aplicado de manera muy intensa a tomar medidas contra estas aberraciones inaceptables, el Secretario General lo cuenta en este vídeo. Y la política de aumentar los efectivos femeninos entre los militares debe de estar funcionando porque las cifras han mejorado frente a los 62 casos de 2017 y los 103 de 2016.
Pero lo peor de todo fue cuando, entrando a deshoras, pillé a mi jefa en la cama con un tipo… ¡Ay, mi madre! Pensaba que me moría de la vergüenza. Como dice mi madre, se me cayeron todos los palos del sombrajo. Y las botas que llevaba en la mano también. Además es que… ¡menudo tipo! Casi se me saltaron los ojos de las órbitas: cuerpo de actor de cine y unos ojos azules, oscuros y enigmáticos que me miraron divertidos. Mientras esperaba a que… bueno, a poder entrar en mi habitación, le vi salir como una exhalación. Confirmé que mis apreciaciones iniciales sobre su físico eran acertadas, estaba cañón, pero eso no era lo peor. Lo peor fue cómo me dejó el cuerpo ver cómo se movía ¡Madre del amor hermoso! El morenazo pisaba con garbo, con muuucho garbo. Avanzaba como si cada metro del suelo que pisaba le perteneciera por derecho divino. Pocos hombres en mi vida me han resultado tan atractivos a primera vista (quitando a Paul Newman y a Chris Hemsworth, claro está).
Sabes que todo esto que te cuento tiene un objetivo. Te pido ayuda para mejorar la salud reproductiva y sexual de las mujeres, y prevenir la muerte de embarazadas, parturientas y bebés. La mutilación femenina es una lacra peligrosa. Dona una pequeña cantidad a través de Migranodearena, una plataforma sin ánimo de lucro donde podrás utilizar tarjeta o Paypal de manera segura. Los donativos son transferidos directamente a Médicos del Mundo a final de mes sin pasar por mis manos. Con 5 o 10 € bastarán ¡Es muy poco! ¡Anímate y te sentirás estupendamente! (especialmente si te los quitas de las chocolatinas, las cañas o el tabaco que no deberías consumir por tu propia salud) Luego dime qué episodios de mi aventuras quieres del Acto 1. Mutilación, matrimonio y otras guerras, y te lo mandaré en unos días. Y si no, al menos, difunde mis denuncias y mi petición en las redes sociales:
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