Con 378 votos frente a 255 y 42 abstenciones, el Parlamento Europeo aprobó que “los derechos a la salud, en particular a la salud reproductiva y sexual, son derechos fundamentales de las mujeres”, vinculados a la igualdad de género, y no pueden, en modo alguno, ser debilitados ni retirados. El Parlamento subraya que las violaciones de estos derechos son una forma de violencia contra las mujeres y niñas que lastran el progreso hacia la igualdad de género. Apela por eso a los Estados miembros para que garanticen que todas las mujeres pueden optar a una gama completa de servicios de salud y derechos sexuales y reproductivos de calidad, integrales y accesibles, y que supriman los obstáculos que dificultan el uso de esos servicios.
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