Quizás te hayas preguntado qué sentido tiene la menopausia (especialmente si has entrado en esta fase tan «divertida» de la vida femenina). Yo, al menos, llevo tiempo reflexionando sobre ello.
La menopausia parece ser una de las claves del éxito evolutivo humano. Las mujeres postmenopáusicas somos un negocio redondo para la especie: plenas capacidades intelectuales, capacidades físicas moderadas, larga experiencia y pericia, y un consumo energético extra-ultra reducido. Si no comes y te mueves como un pajarito en vez de como un primate, te conviertes en una morsa (con todos los respetos).
Se acabó la fase reproductiva y a cambio obtenemos algunas molestias, como los sofocos, pero una extraordinaria capacidad de aprovechamiento calórico. El resto sigue más o menos igual. Incluso la sexualidad.
Curiosamente las mujeres postmenopáusicas perdemos la capacidad reproductiva, pero no el atractivo sexual o la capacidad multiorgásmica. Si bien algunas mujeres acusan una reducción del deseo y los cambios hormonales causan una pérdida de elasticidad vaginal y algo de lubricación, muchas declaran sentir mayor placer y facilidad de alcanzar el orgasmo en las relaciones sexuales una vez eliminado el factor estresante de un embarazo inoportuno. El coito puede ser más incómodo, incluso doloroso, por lo que quizá se evite, pero deja de ser una amenaza a la planificación vital.
La menopausia natural solo se ha confirmado en humanos, algunas ballenas dentadas y, de forma limitada, en ciertos primates. Una búsqueda bibliográfica rápida asistida por la IA de Consensus confirma que es un fenómeno evolutivamente muy raro y excepcional entre los mamíferos.
La hipótesis de la abuela (o teoría de la abuela) propone que la longevidad en los seres humanos (todos, mujeres y hombres) ha evolucionado porque las abuelas postmenopáusicas, al cuidar y alimentar a sus nietos, mejoran su supervivencia y facilitan que sus hijas saquen adelante a su propia progenie de manera más efectiva.
Este apoyo intergeneracional incrementa el éxito reproductivo de las familias, favoreciendo la selección de una vida más larga tras la menopausia y arrastrando la longevidad masculina de manera paralela.
Además, la teoría sugiere que este fenómeno contribuyó a otros rasgos humanos excepcionales, como el desarrollo de cerebros grandes, la cooperación social y la importancia de los vínculos familiares y culturales.
La biología sexual humana es un ámbito de investigación apasionante que sufre los continuos ataques de ciertos sectores sociales. Muy en especial, la biología sexual femenina, mucho más compleja que la masculina, se ha relegado y silenciado, cuando no negado, como demuestran la carencia de estudios sobre el falo femenino (clítoris), la próstata femenina (glándula de Skene), la menstruación o la menopausia, entre otros.
No es posible desarrollar una sexología o una educación sexual avanzadas con los precarios conocimientos biológicos sobre el sexo femenino. Ni abordar los grandes retos de la salud sexual actual. En la URJC como buena universidad pública lo sabemos y nos negamos a impartir un conocimiento sesgado e incompleto. Por ello somos pioneros al introducir un módulo de bases de la conducta sexual con perspectiva evolutiva en nuestro programa modular de posgrado en línea «Experto/a en Prevención e Intervención ante los Efectos de la Pornografía en la Infancia y Adolescencia» y en nuestro programa de Microcredenciales Universitarias, accesible sin titulación universitaria previa.
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Bibliografía
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## References
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