Las investigadoras hallaron que un aumento en la concentración de partículas contaminantes (PM2,5 y PM10) y de dióxido de nitrógeno (NO2) aumenta el riesgo de cáncer de mama en mujeres posmenopáusicas mientras que en las mujeres premenopáusicas solo se observó que concentraciones extremadamente altas de PM10 (igual o superior a 46 microgramos/metro cúbico) estaban asociadas con un mayor riesgo de cáncer de mama.
El desarrollo de cáncer se produce por una acumulación de mutaciones en protooncogenes (genes controladores de la proliferación celular). Por ese motivo es una enfermedad mucho más frecuente según la edad se incrementa. El hecho de que las mujeres post-menopáusicas sufran más los efectos de contaminación cancerígena no es sorprendente. Sin embargo, si ese efecto rebasa lo esperado por el incremento de edad, como parecen señalar los autores, y la depresión hormonal tiene un papel, se abre una ventana de esperanza.
Tras décadas de acumular datos sobre los tratamientos de sustitución hormonal en mujeres post-menopáusicas afectadas por sofocos, se ha constatado que son muy positivos. Lejos de provocar desequilibrios, estos tratamientos mejoran la salud cardiovascular y neurológicos de las mujeres. Quizás también tengan efectos protectores sobre el desarrollo de cáncer ambiental.
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