En mi serie de novelas solidarias Pozos de pasión encontrarás aventuras, emoción, valentía, lucha de sexos y erotismo a mansalva ¿Quién da más?
El horror que sufren las niñas que son mutiladas no acaba cuando cicatrizan los cortes. Aunque no se haya dañado el sistema urinario, el entorpecimiento del flujo menstrual puede provocar infecciones urinarias frecuentes y reglas muy dolorosas.
Si la regla es un riesgo, el comienzo de las relaciones sexuales es un suplicio para una chica infibulada. Para consumar el matrimonio su marido debe penetrar a su «pura» esposa a través del estrecho orificio que da acceso a la vagina.
Evidentemente, también es doloroso para él. Es una tortura para ambos. En realidad, lo más absurdo de todo este sistema aberrante es que los hombres también están sometidos una gran presión social. Creen que su virilidad depende de su éxito en penetrar a sus «puras» esposas suturadas quirúrgicamente.
Sólo unos pocos hombres excepcionales tienen el valor de permitir que la medicina reconstruya, en la medida de lo posible, lo que una creencia irracional destrozó. La mayoría son razonables y tienen, digamos, la sensatez de ir agrandando la apertura gradualmente, aunque tarden dos o tres meses en consumar el primer coito y a sus esposas les sea tremendamente doloroso cada vez.
Pero algunos no son tan considerados, pueden intentar rasgar o cortar la cicatriz en los primeros días, causando hemorragias graves. Más de una recién casada termina en urgencias medio desangrada, si llega al hospital…
Reblogueó esto en Biología en la URJCy comentado:
Las prácticas culturales tradicionales no pueden justificar un ataque contra los derechos humanos.
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