Internet ha revolucionado, entre otros muchos aspectos, el paradigma social de diferentes aprendizajes, en particular el relativo a los hechos sexuales y afectivos, circunstancias que han provocado numerosos riesgos y desajustes en el área de la salud sexual. Especialmente preocupa el consumo de pornografía en menores y jóvenes, en particular la violenta que, a juzgar por las investigaciones realizadas, la casuística clínica y la realidad social, está generando numerosos problemas en sus actitudes y conductas disfuncionales. Algunos de estos riesgos emergentes para la salud sexual derivados del acceso no supervisado a Internet más relevantes son, por ejemplo, el sexting, el grooming, el acoso sexual, las citas inapropiadas, los abusos y agresiones sexuales y la exposición a la prostitución.

Diferentes estudios señalan los 6 años como una edad en la que algunos niños se topan con estos vídeos sexuales. También a los 8, coincidiendo con el regalo del teléfono inteligente de última generación en la primera comunión, de manera que, a los 12, cerca de la mitad de ellos ya lo conoce. A los 16 son mayoría y probablemente, a los 18 haya pocos chicos que no hayan visto porno. También es probable que un amigo le muestre esas representaciones sexuales en cualquier momento. Algunas plataformas son consideradas de elevado riesgo como TikTok y Onlyfans mientras que Instagram o Youtube se consideran de menor riesgo. Con todo, sea por buscar intencionadamente esos contenidos o toparse con ellos accidentalmente, lo cierto es que ocurrirá. Cualquier menor con acceso a Internet se lo va a encontrar, porque esa es la pretensión de los algoritmos de una de las industrias más poderosas del planeta. Y todo esto ocurre, usualmente, en su móvil a cualquier hora del día o de la noche, aunque cualquier otro dispositivo digital con acceso a la red, tiene las mismas funciones. Si bien las chicas ven menos películas que los chicos, acabarán sufriendo las consecuencias de que ellos sí lo hagan, ya que tendrán relaciones con ellos, experimentando aquellas prácticas que los chicos les van a sugerir/imponer.
Los estudios científicos sugieren una serie de consecuencias graves para la salud afectivo-sexual y mental en una parte importante de jóvenes españoles, entre los que destacan la adicción y determinados trastornos cerebrales y emocionales. El cerebro de los niños, inmaduro, no está preparado para entender el contenido de estas películas, razón por la que los riesgos son importantes y en muchos casos graves. A estos debemos añadir los incrementos observados en las prevalencias de infecciones de transmisión sexual, en buena parte derivados de la imitación de las conductas de riesgo exhibidas en la pornografía, y de embarazos de riesgo y abortos en menores.
No solamente en las familias, sino que también en centros educativos y sociosanitarios, los profesionales constatan numerosas dificultades para afrontar los cambios que ha supuesto el acceso a Internet, sobre todo los derivados de la información sobre biología y salud sexual y el consumo de pornografía de niños/as y jóvenes, particularmente la de carácter violento. Las alarmas sociales provocadas, por ejemplo, por un incremento extraordinario de casos reales dramáticos de violaciones en grupo, agresiones sexuales a menores o los derivados del sexting, el acoso sexual y el incremento de las infecciones de transmisión sexual (ITS), instan a que la sociedad dé respuesta a estas situaciones que inciden directamente en la salud sexual, afectiva y mental de las personas.
Con frecuencia, alrededor de la familia se suscitan no pocas expectativas de intervención en este terreno por parte de otras agencias sociosanitarias y educativas, exigiéndoles a menudo una mayor implicación en este ámbito. Más en concreto, la ausencia, en términos generales, de una formación básica en esta materia, ha hecho que los propios progenitores y tutores manifiesten a menudo encontrarse con serias dificultades en la comunicación sobre salud afectivo-sexual con los menores a su cargo y también entre ellos y con el entorno. En numerosos casos les cuesta reconocer la realidad, pero, más aún, intervenir activamente y de manera adecuada sin un apoyo experto. El acceso a Internet, tanto en tiempo como en contenidos, se ha “descontrolado” y muchas familias no saben qué hacer.
Esta realidad también está ocurriendo en los centros de enseñanza, en los gabinetes psicopedagógicos, en los centros de salud o en los servicios sociales, a los que se les demandan respuestas concretas a estos nuevos desafíos. Los últimos datos disponibles vuelven a indicar que, en las familias, las cuestiones relacionadas con la sexualidad, la pornografía o con el consumo de drogas o alcohol, son las que más interesan, pero a las que apenas se dedica tiempo y es poco frecuente la comunicación entre padres e hijos en estas materias. Tampoco la comunicación sobre estas cuestiones está normalizada en las entrevistas clínicas de los Centros de Salud o en los Servicios Sociales, probablemente por falta de herramientas de intervención científico-sanitarias específicas.
Por lo tanto, en los próximos años, muchos profesionales del sector sociosanitario, psicopedagógico y educativo se van a ver confrontados con estas novedosas necesidades y, por ende, obligados a responder a estas demandas por parte de las familias, pero también por los casos clínicos del área de la salud o de los servicios sociales. Por todo lo expuesto, existe una acuciante necesidad de proporcionar, desde el ámbito de la salud, una formación específica y fácilmente implementable, al tiempo que científica y rigurosa.
El tronco central del presente programa (Módulos II, III y IV) ha sido diseñado por el Dr. José Luis García, a petición de instancias educativas, administrativas y familiares. Este programa ha sido impartido en forma de Taller en diversos foros como asociaciones de padres y madres de alumnos, o instituciones municipales dirigido a progenitores y a profesionales. Al programa seminal diseñado para profesionales, el profesorado de la URJC contribuirá con el Módulo I donde se establecerán de manera formal una introducción a las bases biológicas de la sexualidad humana, así como el concepto y extensión de salud afectivo-sexual, dado el amplio espectro de formación de los interesados. Así mismo, en el módulo III, dedicado a las acciones de intervención, se contará con expertas de la Comisión para la Investigación de Malos Tratos a Mujeres tras la firma del correspondiente convenio. Esta prestigiosa organización trabaja desde los años setenta en la prevención y asistencia a víctimas de maltrato, trata y explotación sexual, por lo que cuenta con una larga trayectoria y experiencia.
El objetivo general de esta propuesta es formar a profesionales que trabajan en contacto con menores y sus familias, ya sea del ámbito sociosanitario, psicopedagógico o educativo, en la realidad del consumo de pornografía por menores y sus riesgos para la salud afectivo-sexual, así como proporcionarles herramientas para la prevención y/o la intervención cuando la gravedad del caso así lo exija.
Por todo ello, esta iniciativa formativa constituye un hito histórico, pionero en la sociedad española y es la Universidad la que se ve comprometida, casi obligada a tenor de la realidad social, a ofrecer una respuesta formativa a todos aquellos profesionales interesados desde el ámbito la prevención y promoción de la salud.
Preinscripciones: aquí.

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