Reflexión sobre los retos de la Educación Ambiental

Con motivo del Día Internacional de la Educación Ambiental, y con el permiso de Sara y colaboradores de este blog, me gustaría compartir una reflexión bastante personal.

Sabemos que la educación es la base de todo, los cimientos sobre los que se sustenta una sociedad. También somos conscientes de que la falta de educación y sensibilización en distintos ámbitos, tarde o temprano se pagan (y se cobran) caros. En este blog podéis encontrar numerosos ejemplos de las consecuencias de la mala (o a veces inexistente) educación en salud reproductiva o sexual, de la brecha de género y la cultura machista, entre otros. En mi humilde opinión, de formas activas o pasivas, entre todos hemos creado el caldo de cultivo para que esto ocurra.

Paradójicamente, vivimos en la era de la desinformación, aunque el acceso a información (buena y mala) es más fácil que nunca. La dificultad radica en desarrollar el sentido crítico y aplicarlo en lo que escuchamos, vemos o leemos. También estamos viendo cómo cada vez somos más vulnerables a las consecuencias de los “negacionismos varios” y las fake news. Esto además se ve agravado cuando se abandera la ignorancia con orgullo, cuando se contribuye a la difusión viral a través de las redes sociales de datos erróneos o directamente manipulados por diversos intereses, sin pararnos a reflexionar sobre su veracidad.

Desgraciadamente, hemos desarrollado cierta inmunidad ante todo tipo de desastres y desgracias, así como la mala costumbre de mirar para otro lado, pensando que no hay nada que podamos hacer al respecto, especialmente si se trata de lugares remotos o de ritos o tradiciones que “hay que respetar”. Esta actitud puede llevar el relativismo cultural al extremo de justificar o legitimar cualquier barbaridad que atenta contra los derechos humanos, como la mutilación genital femenina o el matrimonio infantil. Sin embargo, por muy ajenos que nos puedan parecer, quizá estos temas nos afecten más directamente de lo que imaginamos.

Del mismo modo, muchos de los problemas ambientales tienen una dimensión global, todos (y como siempre, en mayor medida las poblaciones más vulnerables) sufrimos las consecuencias de la deforestación, desertificación, cambio climático, contaminación, disminución de la biodiversidad, fragmentación de hábitats,… sin olvidar las enfermedades emergentes.

¿Cómo combatir todo esto en las aulas donde las mentes están “secuestradas” por temas mucho más banales?

Como educadores ambientales, nuestro objetivo es plantar la semilla de la sensibilización ante la problemática ambiental, mostrando las posibles soluciones, con la esperanza de germine en forma de hábitos más sostenibles y respetuosos con el medio ambiente y la salud. Los colectivos con los que más se suele trabajar en esta materia son los niños y los adolescentes.  Durante la etapa escolar, somos como esponjas y no resulta difícil incorporar nuevos hábitos. El problema es que, sin el refuerzo de los mismos en el seno familiar, difícilmente se consigue que estas conductas se mantengan en el tiempo y el mensaje se acaba diluyendo. Por otro lado, la adolescencia es una etapa crucial para abordar temas más trascendentales y complejos, pero también es un periodo difícil y delicado, y probablemente más aún en los tiempos que corren.

Quizá sea más efectivo acercarse al público joven a través de otros canales como las redes sociales, para intentar que tomen conciencia acerca de cosas que probablemente no les interesen, pero quieran o no, tienen y tendrán un papel fundamental contribuyendo a ser parte del problema o de la solución de numerosos retos a los que se enfrenta la humanidad en materia medioambiental y social. Es innegable que los tiempos cambian y que debemos adaptarnos… Vaaaale, creo una cuenta en Instagram… ¿Y ahora, qué?  Se me hace difícil averiguar de qué manera impactar o emocionar con un mensaje o una fotografía a través de una pantalla, que destaque entre las miles de imágenes diarias a las que están expuestos, capte más de tres segundos de su atención y les motive a actuar impulsados por sus valores. Si llegamos a conseguirlo y hacemos que el mensaje se haga viral, sin duda será un gran avance ¿algún influencer dispuesto a colaborar por esta buena causa? 😀

Sinceramente, no creo que sea solo cosa de la edad o de modas, me temo que muchas veces detrás de esa aparente indiferencia (también en adultos) hay un problema más profundo, una falta de valores que es difícil combatir únicamente en los centros educativos. A veces también hay desidia y aburrimiento, el bombardeo continuo de información contradictoria desanima a intentar averiguar qué es lo que ocurre realmente. La “falta de tiempo” y la creencia limitante de no tener la capacidad de llegar a la verdad, a veces nos sitúa en el escepticismo generalizado que desemboca en la inacción: como no sé qué es mejor hacer, no hago nada. Malas noticias: nunca hay opciones neutras, cada acción o ausencia de acción tiene un impacto, y no podemos eludir nuestra responsabilidad.

No se nos debe olvidar que, más allá del incalculable valor intrínseco del medio ambiente, dependemos por completo de él. Aunque sea desde un punto de vista antropocéntrico, deberíamos protegerlo, hacer un buen uso de los recursos que nos brinda y evitar al máximo la contaminación, que además tarde o temprano vuelve a nosotros afectando de muy diversas formas nuestra salud. Por tanto, como ya se ha dicho anteriormente, proteger la biodiversidad es invertir en salud.

¿Cómo conseguir que los diferentes sectores de la sociedad tomen conciencia de que el pensamiento colectivo, el sentimiento de pertenencia a una comunidad y el respeto a los demás y a nuestro entorno natural, son la mejor vacuna contra diversos tipos de pandemias?

No sólo hablamos de virus, sino también de desigualdad, de insolidaridad, de egoísmo, de indiferencia, de superficialidad, … Lanzo esta pregunta al aire (o más bien al ciberespacio) muy interesada en opiniones y sugerencias de los jóvenes y no tan jóvenes, profes u otros profesionales vinculados al campo de la educación que puedan estar leyendo este post, así como de cualquier persona que quiera compartir sus experiencias o reflexiones. 😉

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